1518E-00-IA-PINT

102555

Pintura

Circuncisión de Jesús

Roelas, Juan de

No

Desde  1604  hasta  1606

Barroco

Sevillana

La composición de esta obra se estructura en tres niveles de altura. En el centro se desarrolla la escena principal, la Circuncisión, tema muy querido por los jesuitas por corresponder al momento en que se impuso al Niño el nombre de Jesús, emblema de la propia Compañía. Fue un asunto representado frecuentemente en los altares de las principales iglesias jesuíticas, como en el Gesù de Roma (realizado por Gerolamo Muziano) o en la Casa Profesa de Amberes (pintado por Cornelio Schut).
Roelas captó en su obra el momento posterior a este rito, pues el detalle del sacerdote limpiando el cuchillo con la sangre de Jesús -también mancha el paño que cubre al Niño-, hacen pensar en ello. Obviaba el pintor, de este modo, los aspectos que podían ser considerados desagradables o indecorosos en esta escena. El sacerdote se dispone a la izquierda de la composición, acompañado por un ayudante, situándose ambos tras una mesa cubierta con un paño rojo, quedando sumidos en la penumbra. En el centro, San José entrega a la Virgen el Niño, semidesnudo y cubierto por un paño. Dos pequeños ángeles, a la derecha, sostienen las vestimentas que confortarán al Infante.
En la parte superior de la composición se abre un rompimiento de gloria, centrado por una figuración apoteósica del monograma del nombre de Cristo ("IHS", "Iesus Hominum Salvator"), al modo de un astro solar rodeado por cabezas de querubes. Flanqueándolo, se disponen ángeles mancebos tocando instrumentos musicales, así como otros pequeños ángeles que lanzan flores sobre la Sagrada Familia.
En el plano inferior, contemplan la escena, arrodillados, San Ignacio de Antioquía y San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Ambos llevan, sobre sus corazones, el monograma del nombre de Jesús, aspecto éste que les vincula. Éste fue el nombre que pronunció repetidamente el obispo Ignacio de Antioquía al ser devorado por los leones en el Coliseo romano, en tiempos de Trajano. Aparece representado según su iconografía tradicional, como un anciano barbado, disponiéndose junto a él su tiara episcopal y el león que simboliza su martirio. San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía a la que dió el nombre de Jesús, viste el hábito negro de la orden. Ambos contemplan con emoción la escena que transcurre sobre ellos, señalando hacia la misma. Según recoge el Padre Solís en "Los dos espejos", en 1606 "se hizo el retablo del altar mayor por industria y diligencia del P. Ignacio Yáñez, Prepósito (...) y por su devoción se pusieron los dos Santos Ignacios".
La concepción iconográfica de esta pintura la convirtió, más allá de plasmar el episodio de la Circuncisión, en una clara exaltación de la propia Compañía de Jesús. Pudo recoger Roelas, en este sentido, sugerencias iconográficas ofrecidas por el Padre jesuita Juan de Pineda, quien, según Pacheco en su Arte de la Pintura, predicó sobre este asunto sagrado.
Se trata de una obra representativa del estilo maduro de Juan de Roelas, dotada de un cromatismo rico y cálido, con predominio de tonalidades rojizas y rosadas. Destaca el tratamiento de las lujosas telas, como la túnica de la Virgen. Muestran las figuras naturalidad y emotiva humanidad, con sentimientos de ternura y alegría, aspectos novedosos que introdujo Roelas en la pintura sevillana de su época.
Aunque no está documentada, su atribución a Roelas es unánime; Pacheco citó en su "Arte de la Pintura" como obra de Roelas la Adoración de los Pastores que la acompaña en el retablo; el Padre Solís, en el siglo XVIII, también menciona el nombre de Roelas, pero no directamente como autor de esta obra.

Conjunto Retablo del Dulce Nombre de Jesús

575 x 335 cm

Óleo sobre lienzo. Barnizado.

Lienzo

Pigmento (aceite). Barniz.

Concesión Real del Patrimonio Jesuítico

22/08/1769   El día 31/12/1771 se toma posesión de los bienes.

Iglesia de la Anunciación